Desde que trabajo en pediatría he visto cientos y cientos de niños y niñas (muchos más niños) con problemas de coordinación. Recuerdo un caso bastante reciente. Un antiguo paciente me trajo a su hijo de 7 años porque se tropezaba y no era hábil en los deportes. Al examinarlo con más atención vimos que tenía grandes dificultades para mantener el equilibrio con un pie o con los pies en tándem. Fue muy llamativo cómo era difícil para el desabrochar los botones de su camisa. Su función manual estaba muy dificultada y se percibía claramente en la forma de tomar el bolígrafo y en la calidad de su letra. Era un niño con desarrollo típico, sin daño cerebral, pero no podemos decir que neurológicamente estuviera óptimo para su edad.
Este niño venía sin ningún diagnóstico como muchos otros que he encontrado a lo largo de los años. Todos los indicios llevan a un posible trastorno del desarrollo de la coordinación o TDC (DCD por sus siglas en inglés). El origen de este diagnóstico está alrededor de 1994 y entró a formar parte del DSM-IV. Sin embargo, mucho antes ya se veía a niños con estas dificultades. Se le llamaba síndrome del niño torpe, dispraxia del desarrollo, desorden de integración sensorial, dificultad perceptivo-motora o disfunción neurológica menor. Muchos nombres para hablar del mismo niño.
Los estudios hablan de una incidencia de 5%-6% ¿pero realmente es así?. La fantástica guía clínica de la academia de fisioterapia pediátrica de la APTA, desarrollada por Dannemiller y colaboradores el año pasado lo deja claro. La incidencia del TDC puede que esté “subestimada”. Creo que los que trabajamos en pediatría podemos confirmar este hecho.
A pesar de que es un problema realmente frecuente, en nuestros sistemas de salud parece faltar una sensibilidad particular por detectar, intervenir y especialmente prevenir este tipo de problemas. El diagnóstico debe ser realizado por médicos, psicólogos o psiquiatras, pero dada la importancia del aspecto motor en este desorden, la fisioterapia pediátrica podría contribuir enormemente a su diagnóstico. Esto nos confirma dos cosas. Por un lado, que el fisioterapeuta o kinesiólogo pediátrico debería estar más presente en las evaluaciones y screenings del desarrollo en los centros de salud y por otro lado que la fisioterapia pediátrica debe, sin duda, comprometerte de una vez por todas con los problemas de niños y niñas con desarrollo típico.
El TDC se define como un desorden del neurodesarrollo, subcategorizado como desorden motor en el DSM-5. Los niños (casi 3 veces más niños que niñas con TDC) muestran dificultades con el control motor predictivo, el aprendizaje de nuevos modelos, el ritmo, o la adquisición y ejecución de habilidades motoras gruesas y finas. Esto tienen una clara influencia en las actividades de la vida diaria y con el rendimiento escolar. Este último punto es esencial. ¿Cuantos niños con problemas de aprendizaje muestran torpeza motora o dificultades sensoriales? Conocer realmente este dato nos llevaría a la necesidad de una fisioterapia pediátrica más integrada en el medio escolar y sus dificultades. Por supuesto, acompañando niños con desarrollo típico, sus familias y asistiendo a los equipos pedagógicos.
Mira este vídeo de youtube sobre los problemas de atención y aprendizaje y todo lo que se puede hacer desde la fisioterapia.
Aquí tienes una entrada muy curiosa de la relación del trastorno del desarrollo de la coordinación con los problemas en las matemáticas.
En los próximos posts revisaremos trucos de evaluación y de tratamiento para este tipo de niños, algunos ya utilizados en Terapia Manual Pediátrica Integrativa TMPI desde hace años, y otros nuevos e interesantes para la práctica clínica.
Lisa Dannemiller, Melinda Mueller, Adrah Leitner, Erin Iverson, Sandra L Kaplan. Physical Therapy Management of Children With Developmental Coordination Disorder: An Evidence-Based Clinical Practice Guideline From the Academy of Pediatric Physical Therapy of the American Physical Therapy Association. Pediatr Phys Ther. 2020 Oct;32(4):278-313.
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