Un 25% de los bebés sin daño neurológico presentan problemas de succión-deglución (LaMantia et al. 2016). Es una cifra nada despreciable. Además, el 80% de los niños con trastornos del desarrollo presenta estas dificultades. La relación es importante hasta el punto de que hay autores que se preguntan si los problemas tempranos de succión y deglución pueden ser predictores de problemas de desarrollo. Los resultados no son claros pero a nivel clínico la interrelación no cabe duda.
Una de las hipótesis es la alteración de circuitos sensorio-motores de nutrición-deglución. Quizá por una interrupción del desarrollo de la neuronas del romboencéfalo. Estas neuronas son necesarias para la coordinación motora y sensorial de las estructuras de la orofaringe. Podría ser debido a aspectos genéticos o ambientales. Otra de las hipótesis es la afectación periférica de los nervios craneales hipogloso, accesorio o glosofaríngeo. Esto debido a compresiones o manipulaciones del cuello y cabeza alrededor del parto. Normalmente en partos más largos y complejos. Hay otro matiz importante en esta última hipótesis. La relación con disfunciones cervicales. A menudo las madres refieren una mejor succión en un seno que en el otro. Esto relacionado con la posición del bebé al lactar.
Cómo hacer un diagnóstico diferencial
Frente a estas dos hipótesis conviene buscar signos clínicos que dirijan en una dirección u otra. El tratamiento en Terapia Manual Pediátrica Integrativa tendría objetivos y medios algo diferentes.
En la hipótesis de la disfunción periférica ligada a los nervios craneales y su salida podemos encontrar signos clínicos vinculados. Por un lado asimetrías craneales en la zona de la base o la posición de las orejas. Un occipital especialmente estrecho, impactado o asimétrico. Es posible encontrar una clara limitación del ROM activo y pasivo en rotación del cuello. Hay otros detalles clínicos que pueden ser relevantes, pero esto es lo más característico.
Si esto se confirma el tratamiento con TMPI sobre la base craneal puede despertar rápidamente la función orofacial. Esto es medible y objetivable por medidas antropométricas o por la medida del ROM cervical. Por supuesto evaluando la función orofacial. Además será necesario orientar a la familia para la estimulación orofacial. Este punto es clave. Así como los consejos que facilitan una buena lactancia como el contacto piel con piel por ejemplo.
En la hipótesis de los circuitos la forma del cráneo no presenta alteraciones craneales o limitaciones cervicales evidentes. No hay variaciones en la función según según la posición de la cabeza. El tratamiento en TMPI se centra en mejorar los circuitos sensoriomotores con estimulación precisa. Enseñando a la familia a colaborar en esta estimulación, que tendrá que ser diaria y repetida.
Por último no olvidar nunca pasar una escala de motricidad AIMS a estos bebés. El riesgo de una afectación del desarrollo está presente. La evaluación objetiva en fisioterapia pediátrica es siempre necesaria.
LaMantia AS1 Moody SA, Maynard TM, Karpinski BA, Zohn IE, Mendelowitz D, Lee NH, Popratiloff A. Hard to swallow: Developmental biological insights into pediatric dysphagia. Dev Biol. 2016 Jan 15;409(2):329-42.
Parnell Prevost C, Gleberzon B, Carleo B, Anderson K, Cark M, Pohlman KA.Manual therapy for the pediatric population: a systematic review. BMC Complement Altern Med. 2019 Mar 13;19(1):60.
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