Tal vez este título les parezca algo exagerado. Pero si les contara que ya desde la semana 36 de gestación los fetos parecen responder a la voz materna o si les mostrara que hay varios indicios en la literatura que hacen referencia a un aprendizaje auditivo de ciertas características del habla antes del nacimiento; ¿Qué pensarían?
Los recién nacidos parecen reconocer la voz materna pocas horas después de nacer, mostrando cierta preferencia por ella en comparación con otras voces. (Esta característica se ha vislumbrado con diferentes comportamientos, como una succión más frecuente, desaceleración de la frecuencia cardíaca y de los movimientos.)
De hecho un estudio afirma que podría visualizarse respuesta fetal a la voz materna a las 36 semanas de edad gestacional. (Voegtline KM, et al. 2013)
¿Cómo puede explicarse esta capacidad?
Se cree que los fetos son susceptibles a los sonidos que experimentan repetidamente.
Ya en la edad gestacional el feto empieza a reaccionar y dar respuesta a estímulos sonoros, de hecho el proceso de maduración del sistema auditivo comienza en la etapa prenatal, aunque continuará hasta alrededor de los 20 años (Munar, E et al. 2002).
Los primeros sonidos que experimenta el feto son ruidos de baja frecuencia, transmitidos a través de los huesos del cráneo, por un medio líquido, el líquido amniótico. (Sohmer et al. 2001)


El ambiente prenatal está dominado por frecuencias bajas, donde predominan ruidos biológicos de la madre y el feto (pulsaciones de los vasos, ruidos digestivos, respiratorios y los generados por los movimientos corporales, etc), así como la voz materna Y sonidos provenientes del exterior .
Este entorno constituido por tejidos y fluidos maternos dentro de la cavidad intrauterina, es un espacio de desarrollo y protección también en lo auditivo, proporcionando un medio óptimo para las fases iniciales del desarrollo de la audición, al limitar la exposición a los sonidos de alta frecuencia, para las que el oído fetal todavía no está lo suficientemente maduro.
Inclusive aminora los componentes de alta frecuencia de los sonidos del habla de procedencia externa, pero preservando sus características prosódicas (Munar, E et al. 2002).
A medida que se acerca el nacimiento, esta capacidad de atenuación va disminuyendo y los estímulos sonoros del mundo extrauterino son cada vez más respondidas, hasta que a partir de la semana 37 a 41 de vida intrauterina los fetos reaccionan a varios sonidos naturalistas con un amplio espectro frecuencial. (Moore, et al. 2001) (Lava A y Skoe E. 2014), indicando un aumento de la sensibilidad del sistema auditivo fetal con la edad.
Como vimos el entorno intrauterino humano proporciona un ambiente rico en estímulos auditivos. No obstante, la voz materna ocupa un lugar destacado, siendo menos atenuada que aquellas voces de procedencia externa, ya que va acompañada de vibraciones internas de la laringe y diafragma materno.
Esta complejidad sonora ayuda al ejercicio de discernimiento de la voz materna de los demás sonidos. Con el tiempo y con la exposición recurrente, parecería que la variación prosódica en la voz materna hablada, da forma al aprendizaje auditivo en el útero, implicando su reconocimiento postnatal y su preferencia. (Voegtline KM, et al. 2013).
Por último, me gustaría compartir el siguiente dato que considero fascinante:
Parece haber un compromiso neuronal sintonizado con las características del habla que se escuchan antes de nacer, con representaciones en la memoria. Inclusive a mayor cantidad de exposición prenatal al habla, a partir de la semana 29 de vida intrauterina, mayor actividad cerebral en la vida postnatal. (Partanen AB, et al. 2013), estableciendo posiblemente una facilitación en las habilidades relacionadas con la percepción del habla y la adquisición del lenguaje.
Al parecer la voz materna puede ser un poderoso estímulo desde el embarazo, favorecer el vínculo con lenguaje hablado desde los inicios de la vida puede facilitar el desarrollo auditivo presente y futuro.
Algo que las madres realizan intuitivamente cómo: hablarles, contarles historias, cuentos, cantarles, utilizando cambios de tono y en voz alta, ya desde la gestación, puede propiciar una calidad comunicativa entre una madre y su hijo que influirá en el bienestar del futuro bebé.
Bibliografía y literatura recomendada:
- Munar E, Rosselló J, Mas C, Morente P & Quetgles M. El desarrollo de la audición humana. Psicothema (2002). 14(Número 2), 247-254. Recuperado a partir de https://reunido.uniovi.es/index.php/PST/article/view/8011
- Voegtline KM, Costigan KA, Pater HA, DiPietro JA. Fetal short term response to maternal speech. Infant Behav Dev. 2013 dic; 36 (4): 10.1016 / j.infbeh.2013.05.002.
- Sohmer H, Perez R, Sichel J Y, Priner R, Freeman S. The pathway enabling external sounds to reach and excite the fetal inner ear. Audiol. Neurootol. (2001) May-Jun; 6, 109–116. doi: 10.1159/000046817
- Moore, R J, Vadeyar S, Fulford J, Tyler D J, Gribben C, Baker P N, James D, Gowland PA. Antenatal determination of fetal brain activity in response to an acoustic stimulus using functional magnetic resonance imaging. Hum. Brain Mapp (2001) Feb; 12, 94–99. doi: 10.1002
- Lava A y Skoe E. An acoustic gap between the NICU and womb: a potential risk for compromised neuroplasticity of the auditory system in preterm infants. Front Neurosci 2014 Dec; 5;8:381. doi: 10.3389/fnins.2014.00381
- Partanen AB, Kujala AC, Näätänen AD, Liitola A, Sambeth F, Huotilainen M. Learning-induced neural plasticity of speech processing before birth. Psychological and Cognitive Sciences, Published online 2013 Aug 26. doi: 10.1073/pnas.1302159110
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